sábado, 31 de mayo de 2008

La estatura de un líder

Escribe Manuel Camilo Vial, obispo


El país entero ha vivido una jornada de duelo nacional por la muerte del general director de Carabineros y su distinguida esposa, junto a la comitiva que le acompañaba en misión oficial en Panamá, expresando su respeto y reconocimiento a una persona, a una autoridad, cuya forma de ser y de actuar ha sido muy bien estimada por la ciudadanía contribuyendo significativamente al orden público del país.
¿Qué aprecian los chilenos en un oficial como el general José Alejandro Bernales para reconocer en él un cierto tipo de liderazgo que el país necesita y que por lo general se extraña? Ante todo, la integridad de una persona cuya sensibilidad y humanidad no se esconden tras los galones del alto cargo que desempeña. El general Bernales era un hombre empeñado en ser coherente hasta el final en los valores que asumía como propios: su amor a Dios, a su familia; el respeto por las personas, por los ciudadanos y los intereses de la patria; su plena identificación con la institución de Carabineros, la cercanía a los policías, a sus necesidades y sus entornos. Un hombre leal, sencillo, espontáneo, que antepuso la honestidad y la franqueza en una época tan marcada por fríos cálculos y por discursos "políticamente correctos". Los chilenos valoran que un jefe de sus policías no haya temido quebrarse ante la muerte de un funcionario, y haya hablado claro sobre la agresión y la violencia.
Damos gracias a Dios por haber conocido al general Bernales y a su esposa, un matrimonio que procuró compartir siempre el amor de Dios manifestado en su familia. En el misterio de sus designios, estos esposos han partido juntos. Damos gracias porque el país ha encontrado en este servidor público un liderazgo de estatura: a un hombre sencillo que asciende en la legitimidad del servicio y del amor a la institución a que pertenece; a un hombre que habla desde el corazón y que procura ser siempre fiel a aquello en lo que cree. Que descansen estos compatriotas en la paz del Señor.

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