jueves, 29 de mayo de 2008

Aló ¿doctor? (Vivian Arend)

Perdone, ya sé que es tarde, pero mi hija tiene mucha fiebre, no sé que hacer.
Sin duda, de todas las llamadas hechas durante nuestra vida, ésta es la única que hacemos sin considerar la hora. Porque es un médico quién está al otro extremo de la línea. Antiguamente era la persona que curaba a toda la familia, lo mismo una verruga en el talón que un cólico renal. Ni escáner ni doplers, casi a pulso y puro olfato.
Hoy, en cambio, necesitamos al menos una resonancia magnética y media docena de ecos y radiografías antes de entrar a la consulta y aunque muchos de ellos ya "no hacen domicilio", después que dejamos alma y bolsillo en laboratorios y pasillos, el diagnóstico es, generalmente, acertado. En fin, a la antigua o modernizados, el médico es juez en la emergencia y amigo en la adversidad. Sin exagerar, estos expertos en humanidad son imprescindibles en nuestra sociedad.
¿Sociedad? No es por pelar, pero si bien, a través del tiempo cada raza y cultura ha tenido sus propios hombres de blanco y su propia medicina, debemos reconocer que en nuestro país, la salud deja mucho que desear. Basta haber sido paciente, acompañante o visita en un hospital para darse cuenta que no hay salud que aguante el mal estado de la infraestructura, escasez, abuso, deficiencia, suciedad y malas caras que taconean los pasillos de la mayoría de hospitales y centros de emergencia. Sobran los sanos que por dos estornudos atascan centros médicos y falta buena voluntad de los trabajadores de la salud y caridad de isapres, Fonasa y otros planes políticos con ínfulas filantrópicas que de ningún modo satisfacen la necesidad básica de todo ser humano: conservar la vida en óptimas condiciones. ¿Y? Y aquí estamos, en plena globalización, impotentes frente a nuestro estado de salud ¿o la salud de nuestro Estado?... Aquí entre nos ¿y los miles de millones que se ha invertido, según estos últimos tres gobiernos? No es por pelar, pero parece que nuestra "zoociedad" está mucho más enferma de lo que creemos.

No hay comentarios: