viernes, 9 de mayo de 2008

¿Estamos preparados?


Escribe David Jouannet, seremi de Agricultura.

Chaitén está en la retina de todo Chile. Si nuestro volcán Llaima, con sus 3.125 metros sobre el nivel del mar, sin registro de actividad eruptiva desde mayo de 1994, se hizo sentir con toda su fuerza en la tarde de Año Nuevo; el macizo del sur, mantiene en coordinación a La Moneda y el comité de emergencia.
Y algo similar es lo que se hizo en el agro de La Araucanía, a través del Comité Regional de Emergencia Agrícola que realizó un Plan de Contingencia para enfrentar los posibles efectos de una erupción volcánica en la agricultura local, que involucró las medidas reales que haría cada servicio en caso de una catástrofe mayor en el Llaima.
Entre las acciones preventivas el documento -vigente en esta seremía y que nos permitimos compartir con nuestros pares de Los Lagos-, están: el monitoreo de la situación climática, contacto con municipios afectados, abastecimiento de un stock de sacos de concentrado para alimentación animal, la descarga de la masa animal, para lo cual se pondrá a disposición medios de transporte de ganado y la eventual realización de ferias de emergencia. También se planificó el establecimiento de sitios de albergue para animales donde se tendrá alimentación animal y agua en camiones aljibes. Asimismo, se mantendrían monitoreos periódicos y tomas de agua y suelo del territorio involucrado, entre otras propuestas.
Estas medidas se gestaron tras el análisis del principal riesgo de este fenómeno natural, que en el Llaima fue la acumulación de material particulado, que de sedimentar en grandes cantidades, puede afectar la producción forrajera y la ganadería, debido a los componentes de la columna de humo y la lluvia de cenizas en forma de plumas (zinc, azufre y flúor, entre otros), podrían producir cuadros de intoxicación, trastornos digestivos como parálisis ruminal y malformaciones posteriores. Además, la acumulación sobre el pelaje, puede afectar al ganado menor, principalmente a los ovinos.
Esperemos que tal como el Llaima, la naturaleza en Chaitén aquiete su furia y devuelva la tranquilidad tan esperada.

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