martes, 1 de julio de 2008

Un techo para Chile


Escribe Felipe Berríos, capellán Un Techo para Chile.

Antes los zapatos de los colegiales no tenían velcro sino que se amarraban con cordón. Uno de los hitos que al niño lo hacía sentirse "grande" era amarrarse solo sus cordones. Pero si no lo hacía bien, se trasformarían en una trampa que haría tropezar al niño en cualquier momento.
Así, Un Techo Para Chile no quiere que el país caminando al desarrollo tropiece con sus cordones que, por diversas razones, ha descuidado. Un extremo del cordón podrían ser aquellos jóvenes que más oportunidades han tenido. Jóvenes a los cuales el mundo que les rodea les parece tan fácil de manejar a su antojo como todo lo que caprichosamente manejan en la pantalla de sus computadores. Jóvenes a los cuales nos hemos afanado en ponerles frenillos para enderezarles los dientes, pero hemos descuidado entregarles ideales, valores y sueños que le den rectitud a sus almas. Una juventud llena de posibilidades pero a la deriva como un suelto cordón de zapatos.
El otro extremo del cordón podrían ser aquellos chilenos que no han tenido oportunidades. Que viven como chilenos "de segunda", marginados en campamentos o promiscuamente allegados. A diferencia de lo que la sociedad presume, no son delincuentes ni traficantes, son gente de trabajo que no pide regalos sino que oportunidades. Observan cómo alrededor surgen sofisticadas carreteras donde circulan modernos autos, es el mismo Chile que ven en la televisión y al cual ellos no tienen acceso.
Estos son los dos extremos del cordón que Un Techo Para Chile pretende unir firmemente en un nudo inseparable. No sólo para que el país no tropiece, sino que para que unidos se enriquezcan mutuamente.
Un Techo Para Chile es más que una campaña y no es una ayuda asistencialista, es una propuesta de desarrollo que vivencia la parábola del Buen Samaritano haciéndose prójimo del otro. Comienza con la humilde y necesaria mediagua, sigue con un proceso participativo que incluye un sin fin de oportunidades que llamamos habilitación social. Continúa con el diseño participativo de la vivienda, que con el subsidio estatal, llega a ser un hogar definitivo en un barrio digno que se prolongará en una sociedad más justa… así Chile podrá avanzar sin tropiezos.

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