martes, 22 de julio de 2008

Testimonio de abuelos

Escribe Ulises Valderrama, periodista


Constituye un lugar común sostener que la sociedad "les debe mucho a los adultos mayores", la mayoría de ellos abuelos. En los hechos, algunos son excluidos del círculo familiar, olvidando que "son un tesoro que no podemos arrebatarles a las nuevas generaciones".
Benedicto XVI se pregunta públicamente: "¿Quién no recuerda a sus abuelos? ¿Quién puede olvidar su presencia y su testimonio en el hogar? ¡Cuántos de nosotros llevan su nombre como signo de continuidad y de gratitud!".
En la región, como en el resto de Chile, han proliferado los "clubes del adulto mayor", pero no en igual medida se ha dado el cambio de mentalidad en la mayoría que no aprecia debidamente a este segmento de creciente importancia en la comunidad.
La proliferación de clubes quizá sólo sea parte del proceso de envejecimiento de la sociedad, pero su mayor presencia no significa que hayamos experimentado el necesario cambio cultural que significa respetar e integrar a las personas.
Ellos son una riqueza humana y social, un aporte en la formación moral y testimonio de la memoria que necesitamos como comunidad para sobrevivir en el tiempo. Por lo que corresponde responder con el aprecio, y no con la discriminación o con el olvido.
En el pasado, los abuelos desempeñaban un papel muy importante en el crecimiento de la familia. Incluso, en edad avanzada ellos seguían estando presentes entre sus hijos, con sus nietos y, a veces, entre sus bisnietos, dando un testimonio vivo de entrega diaria sin reservas. Hoy, la evolución económica y social ha producido profundos cambios en la vida de las familias. Los ancianos, entre los cuales figuran muchos abuelos, se han encontrado en una especie de «zona de aparcamiento» ya que algunos se sienten como una carga y prefieren vivir solos.
Tarea para todos: que los abuelos vuelvan a tener una presencia viva en la sociedad siendo testigos de unidad y de valores basados en la fidelidad a un único amor que suscita la fe y la alegría de vivir.

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