viernes, 18 de julio de 2008

Saber lo que respiramos

Escribe Jaime Quintana, diputado


Hace dieciocho años que está en marcha el Plan de Descontaminación de Santiago y que supuso alcanzar índices de aire dentro de las normas para el bicentenario. Sin embargo, se ha determinado que estas metas no van a poder cumplirse y que, por lo tanto, muchas de las políticas aplicadas hasta hoy no han servido.
Es muy importante entender que nuestra normativa ambiental tolera hasta 150 microgramos de material particulado grueso (PM10) por metro cúbico, pero la OMS recomienda 50; además en nuestro país no se encuentra normado el llamado PM2.5, material particulado fino contaminante del aire, que al ser respirado se deposita directamente en el pulmón, causando serios e irreparables daños a la salud. Si se midiera el PM2.5 y si se bajara el nivel de tolerancia del PM10, Santiago y otras muchas ciudades de nuestro país, pasarían casi todo el invierno en preemergencia y cabe recordar que, cuando rige tal condición aumenta en un 28% el riesgo de muerte en la población más vulnerable.
Por otra parte, en La Araucanía sólo se miden los niveles de contaminación de Temuco y Padre de las Casas, que presentaron hace un mes niveles críticos de hasta 600 microgramos; pero existe la firme sospecha que hay comunas que pueden estar en rangos similares o peores a éstas, fundamentalmente ciudades que le siguen en tamaño como Angol, Victoria, Villarrica y Lautaro. Es necesario la instalación de estaciones de monitoreo en estos territorios, porque es fundamental saber qué están respirando sus habitantes.
En Santiago recién se está reaccionando. Por la acción de un grupo de parlamentarios, que interpuso un recurso de protección, hoy se habla de actualizar el Plan de Descontaminación, normar el PM2.5 y exigir filtros de post– combustión en los buses. Pero al ver la situación de la región, se siente que ha llegado la hora de grandes cambios en esta materia. Implementar planes de descontaminación y de planificación urbana, son algunas de las medidas necesarias a mediano plazo, pero lo más urgente es empezar por saber lo que estamos respirando.

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