martes, 8 de julio de 2008

Para mentir

Escribe Vivian Arend.


Para ser chileno y comer pescado no hay que tener mucho cuidado (parece). Para que estamos con cuentos, desde que la serpiente del paraíso dijo a Eva lo que todos sabemos y luego Caín, cara de palo, contestó al Señor que no tenía idea dónde estaba su hermano Abel; nuestra suerte estaba echada. Millones de años después seguimos igual pascual. Ni las tablas ni la venida de Jesús han logrado acercarnos al octavo mandamiento: No mentir. Por supuesto, algunos mienten más que otros. La historia ha sido testigo y víctima de grandes cambios basados en grandes mentiras: La conquista de América, la liberté/egalité/fraternité o el marxismo, son algunos ejemplos cercanos. Utopías, puros cuentos, para disfrazar ambiciones personales y malos pensamientos.
Los chilenos no somos excepción. Y aquí estamos: pueblo y politocracia, hasta las masas, con "errores", "subterfugios", "desvío de fondos", "casos aislados"… Uf que lata.
¿Y? ¿Y qué? No es por pelar, pero si antes en nuestro país se mentía con cierta dignidad, hoy, la renovada democracia, con sus privilegios político-económicos, nos tiene hasta la tusa con su conducta. Escándalos y corrupción. Contradicciones, absurdos y descoordinación. Las autoridades de hoy, responden como les da la gana a los problemas del país. Aparentan preocupación siempre pendientes de la próxima elección El descaro no tiene límites, la siguiente campaña política es el único proyecto en carpeta. Parece que el voto trastornó a nuestro país. Basta escuchar o ver actuar a reconocidas autoridades para darse cuenta que perdimos el rumbo. ¿O alguien sabe hacia donde diablos vamos? Dieciséis años y ahí están; las mismas caras, saltando se un puesto a otro, añejos empalagosos, jugando al compra huevos.
En fin, allá ellos con sus historias, con sus estadísticas de país rico y cuentas felices. Total, a los ciudadanos no nos queda otra que tragarnos sus números, mamarnos sus escándalos, rumiarnos declaraciones, aceptar curriculum falsos y comer perdices… ¿Me permite? Mamáaaaa…Gracias…

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