jueves, 24 de julio de 2008

El impuesto al frío

Escribe Eduardo Álamos


Una actividad económica, que es necesaria, también altera su entorno y puede afectar positiva o negativamente al resto de las personas, que son ajenas a ella.
Una fábrica es económica y socialmente necesaria para la creación de bienes, pero también afectará con sus emanaciones de humo o el alto nivel de ruido de sus maquinarias, a otras personas. El simple encendido de la estufa de combustión lenta, tan útil para mi vecina, ahuma toda mi casa, al punto que no puedo abrir mis ventanas. Los economistas le llaman externalidades negativas a todos los efectos negativos externos a una actividad y que perjudica a terceros. Es el fundamento basal para gravar con impuestos ciertas actividades que generan efectos negativos, bajo la premisa de que "el que contamina paga". Es el fundamento del impuesto a los combustibles que ha provocado ruido este último tiempo, pero nuestro criollo impuesto a la externalidad, que produce el uso de combustibles —creado el año 1986— ya permite, a quienes generan las mayores externalidades negativas, la recuperación del impuesto pagado.
Esto ha sido posible como consecuencia de la presión de contribuyentes ante los elevados precios alcanzados por los combustibles, que le están generando al Fisco ingresos mayores que los previstos al inventarse el gravamen. Quienes no cuentan con mecanismos que le permitan anular dicho costo, es la gente más pobre del país, justamente aquella para la cual están direccionados los impuestos y la inversión social, por lo tanto es preciso utilizar bonos y otras ayudas, con engorrosos procesos administrativos no siempre claros. En resumen, el sistema impositivo que grava esta externalidad es confuso e inadecuado, pero que le produce al Fisco sustanciosos ingresos, es decir, lo contrario a un sistema tributario justo y equitativo, propio de una sociedad moderna y democrática, como lo enseñan los libros. El Gobierno no puede postergar la modificación a esta situación que afecta a los mas débiles, a los sin voz.

No hay comentarios: