jueves, 10 de julio de 2008

Los pocos

Escribe Rolando Franco, abogado.


Con admiración y también con preocupación uno ve cómo hoy en día, "los pocos", o sea, las minorías, tienen mucha fuerza, a veces más que "los muchos", o sea, las mayorías.
En la óptica de la admiración, es increíble cómo las minorías, de todo tipo, se hacen escuchar, para lo cual les resulta muy útil el mundo global en el que vivimos y el aporte directo que al efecto le hacen los medios de comunicación, léase, la prensa escrita, internet, las radioemisoras, etc.
Desde esta perspectiva, es positivo que las minorías —antes olvidadas o ignoradas— se hagan escuchar, en ocasiones con legítima estridencia, y que logren todo o parte de sus objetivos; todo, por cierto, en la medida que lo hagan respetando el ordenamiento jurídico; y, en general, al resto de la ciudadanía y, particularmente, en la medida que sus acciones se realicen sin violencia y/o presiones más allá de los razonable.
En ese escenario, es un hecho objetivo que en la actualidad las minorías, por esta vía, han sido capaces de lograr cambios concretos en políticas gubernamentales, incluso de carácter internacional, políticas empresariales y de otro tipo.
Lo preocupante es cuando los actos de presión se salen de los cauces normales, de la prudencia y de lo razonable; y, cuando al final del día, en razón de la necesidad de atender otros requerimientos que van en beneficio de las mayorías o de otras minorías, se dice que no a los requerimientos de aquellos que puntualmente están ejerciendo presión en un momento determinado. Alguien tiene que ceder, en todo o en parte; o, lisa y llanamente se debe aceptar que a veces no es posible cambiar una situación concreta.
En este orden de razonamiento, es extraordinariamente preocupante cuando los pocos se toman la justicia por sus manos y, peor aún, cuando lo hacen en forma violenta; por cuanto, muchas veces por calmarlos se les da lo que quieren, lo que en ocasiones es ir en contra de lo que quieren y/o necesitan "las mayorías". De ahí que, por muy legítimos que puedan ser algunos de los planteamientos de algunas minorías, no es menos cierto que ceder ante todas las presiones y peor aún a aquellas que se puedan estimar como "indebidas", causa un daño en la colectividad como un todo, por cuanto, por esta vía se legitiman aquellos actos de presión que se salen de los cauces razonables.

1 comentario:

Makeka Barría dijo...

Cierto. Todo se puede lograr en la medida que la violencia desmedida sea erradicada, grupos radicalizados que piensan que esta es una forma válida de lograr objetivos.
Así no funcionan las cosas.
Saludos.