jueves, 7 de agosto de 2008

Los peucos y los jotes

Escribe Mario Rotta, periodista


Hace ya varios años que Juan trata de ayudar a mi precario conocimiento e identificación visual de las aves de rapiña que existen en nuestro sector campesino. Concretamente los peucos y los jotes pues, me enseña, uno de ellos ataca y come aves, pollos y gallinas robándolas del gallinero y el otro tiene como especialidad las ratas de campo. Tengo dos problemas, uno es identificarlos cuando están instalados con sus ojillos crueles observando desde un árbol o cerco y lo segundo, más importante, obligar a poner pies en polvorosa al asesino de aves de corral y proteger al defensor de los productos que se guardan en bodega.
Los detalles anatómicos, la forma de volar y detenerse elegantemente en la rama más alta de un árbol y, fundamentalmente, esa posición de reposo en la que solamente el cuello con gruesa bufanda de plumas jira sin que el cuerpo se mueva un solo milímetro, son para mi inexperiencia exactamente iguales.
Para Juan no, los identifica de inmediato y de alguna manera se las arregla para echar a volar al peuco y dejar cuidando el jote. Me ha significado mucha y ardua labor pedagógica convencerlo que no mate al peuco de un hondazo pues, y él me lo explicó, es un eficiente basurero de carroñas que abandonan perros y humanos que destrozan todo lo que encuentran a mano y matan a diestra y siniestra cazando todo bicho que se mueva y que ellos, y sus perros, consideren comestibles o negociables. Y que, a esos si, yo los identifico claramente y correteo con entusiasmo.
En lo que si supero a Juan es en la identificación de jotes y peucos humanos, que generalmente entran en actividad cuando es necesario reponer o sacar de sus cargos a quienes han cumplido plazos ejerciendo esas labores denominadas, con entusiasmo y optimismo, de servicio público. Y ambos nos divertimos revisando los curriculum y, fundamentalmente, los esfuerzos por mantener o acceder a puestos bien remunerados. Claro que en la categoría humana entran también los queltehues, pacíficos y elegantes gritones que generan enormes alborotos cuando alguno de los depredadores se acerca en busca de su alimento. Cierto, a veces exageran, pero logran alertarnos o, con entusiasmo, sacan a los depredadores de circulación.

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