martes, 12 de agosto de 2008

¿De quién es la culpa?

Escribe Diego Benavente


Por años pedaleando por el fin del centralismo asfixiante que ahoga a Chile y en general el surgimiento de emprendimientos innovadores que se debieran emprender desde todos los rincones del territorio, la pregunta que siempre surge, es de quién es la culpa, de que nuestro país haya llegado a este extremo. Sin lugar a dudas los principales responsables somos nosotros mismos y en especial las elites regionales, provinciales y locales, ya que no nos creemos el cuento y endiosamos la cultura capitalina, que todo lo puede y decide, versus nuestra pobretona realidad de regiones a medio desarrollar.
Esta dura conclusión es así de cruda y en lo personal me quedó súper claro al leer el domingo en un diario penquista, una entrevista al ex senador UDI Eugenio Cantuarias y hoy alto ejecutivo capitalino de una importante organización nacional. Este se preguntaba en relación a la región del Bío Bío, ¿dónde está el temperamento que caracterizaba a esta región? Al igual que él, ese temperamento está muy cómodo engrosando las elites capitalinas, y esto ha llegado a tal punto que, muchas de las universidades regionales están abriendo nuevas sedes en Santiago.
La causa principal del centralismo es que nosotros mismos lo engordamos enviando a nuestros hijos a estudiar a las universidades capitalinas porque de ahí salen con pega segura, porque allá estudian los que deciden todo. Si muy pocos o prácticamente nadie se juega o confía en nuestras universidades, el lema que imperará muy pronto será el abandono de los pueblos o el último apaga la luz. Así no se construye territorio, ni menos país. Dónde quedó el legado de aquellos dirigentes de antaño que educaban a sus hijos en escuelas y liceos, porque se la jugaban y creían en una educación pública de calidad, hasta en el territorio más lejano.
Las regiones se deben a su gente y pueden lograr lo que se proponen, cuando sus líderes se creen el cuento y se la juegan siendo coherentes y consecuentes con lo que dicen y hacen. Es hora de escoger esos liderazgos.


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